Las faldas del cerro están adornadas con una variedad de orquídeas y bromelias, que no solo embellecen el entorno, sino que también cuentan historias de la biodiversidad que florece en esta región. En días despejados, el cerro ofrece una vista espectacular del Nevado del Ruíz, que se alza majestuosamente en la cordillera central, como un guardián silencioso de la historia y la cultura que han moldeado este lugar.
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